Obra teatral llevada a cabo en 2018
Cuerpo de Mujer, Alma de Diosa
Escrita por Lucia Stone Canales
Dirigida por Jason Estremera
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Autora de un capítulo del libro en el que hablo sobre mi sanción de cáncer, Heal Yourself
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Aquí yo sí soy la protagonista de la historia
De mi autoría, después de: monólogo bilingüe
Marzo, 2013
Publicado por DEMAC
Lucía A. Canales Escobedo
“Mothers don’t write, they are written…” Gallart Eckard
“El mundo cambia cuando cambia la manera en la que nacemos” Dr. Michel Odent
Así es. Esta es la etapa de mi vida en la que por primera vez soy realmente protagonista. No la protagonista pasiva de las novelas latinoamericanas, sino la protagonista activa. No tengo más un papel secundario en mi historia. Sé que con esto voy en contra de la jerga de algunos feminismos en los que se ve a la mujer como el subalterno, sobre todo en esta etapa de su vida: la subyugación de la mujer a causa de la maternidad. Al respecto me pregunto, ¿Es la maternidad la causa de la desgracia femenina o es cómo se percibe a la maternidad? ¿Se requiere del abandono o rechazo a la maternidad para ser “feminista”? ¿Es el respeto a la maternidad un valor puramente conservador? ¿Es un cambio de valores de la posmodernidad? ¿Actualmente se le reivindica a la maternidad o se le animaliza?
¿Hay la tendencia a disminuir el valor de la maternidad como parte de lo femenino? ¿O es a causa de la maternidad que la mujer no ha podido desarrollarse como desea?
Mentiría yo si dijera que estas preguntas las hice durante mi vida universitaria, más bien son recientes, después del estudio de mi maestría a la edad de 50 años. Después de sentirme plenamente satisfecha como mujer por haber sido madre y haberme dedicado casi en su totalidad y por elección al cuidado y desarrollo de mis hijos. Mentiría si dijera que me dediqué “al hogar”, no, la verdad es que no soy muy hábil en esos asuntos aunque admito que a veces me ha gustado tejer o bordar, o hacer un pastel o “esas labores femeninas” desprovistas de valor dentro de la intelectualidad. Pero no, prefiero leer un libro, tocar la guitarra y estar con mis hijos. Sí, ha sido una gran dicha ser madre.
Es difícil resolver el problema de los sexos. Para los surrealistas, la androginia era un modo de resolver esta dualidad, una visión idealista del amor y conseguir la anulación del otro sexo.
Sabemos bien que tanto el arte, como la religión, la medicina, el psicoanálisis y demás, han sido patriarcales y han subyugado a la mujer. Entonces la entrada femenina a estas áreas propias del varón hasta hace no mucho tiempo, han sido de gran importancia para la dignificación de la mujer.
En este asunto me identifico más con las artistas surrealistas, como la hispano-mexicana Remedios Varo, quien pintara una realidad diferente con sus andróginos. En su cuadro La Huída, de 1961, nos muestra a una pareja, que aunque se distingue quien es la mujer y quien es el hombre, son definitivamente andróginos que van vestidos de colores complementarios, lado a lado, no va el hombre adelante de la mujer ni viceversa. Del lado de cada uno de ellos sale un ala, una roja, por la ropa de ella y una verde por la de él. Como uniéndolos en un solo ser y desde luego las alas para volar. Van en una nave, tipo lancha que tiene forma femenina, como una vagina y ella lleva el control, ella dirige hacia donde van y claramente van hacia una especie de cueva cuya entrada también tiene forma de vagina. Es decir van hacia un espacio femenino donde encontrarán paz, ya que vienen huyendo (de ahí su nombre) de una tormenta que es la lucha de los sexos. Remedios Varo y otras surrealistas proponen una alternativa, ni el hombre ni la mujer ni la lucha entre ellos. Más bien nos hablan en sus obras de una equidad, de una unión en armonía. De esta manera su protesta es clara pero no agresiva. Ellas no podían competir contra el patriarcado que dominaba las ciencias y las artes del momento, su protesta es entonces a través de su arte. Y logran crear una realidad diferente: la igualdad de los sexos
En mi vida he puesto en práctica lo que Varo pintó. Mi esposo y yo estamos igualmente preparados y ambos podemos realizar las labores del hogar; así que ninguno depende del otro, más bien estamos juntos por elección. Yo creo que esta es la clave de una vida armoniosa en pareja. Lo que yo veo actualmente es que sí, la mujer se ha superado en todas las áreas del saber pero el hombre todavía no quiere ayudar en las labores del hogar ni con los hijos. Aquí es cuando viene la ruptura, porque la mujer ya no está dispuesta a soportar, ya que ahora ella puede mantenerse a sí misma. He aquí la importancia del andrógino desde mi perspectiva, es decir que los dos sexos se parezcan tanto que verdaderamente se complementen y que ambos puedan hacer lo que hace el otro.
Hasta aquí vamos muy bien, pero y ¿qué pasa cuándo surge la maternidad? Si entendemos la maternidad como el fenómeno biológico inherente únicamente a la mujer, desde la concepción y el embarazo hasta el parto y la lactancia, vemos que es quizás lo único que le compete únicamente a ella, es decir, el hombre no puede concebir, embarazarse, parir o amamantar. Sin esto la especie humana se extingue. No hay alternativa. ¿Qué pasa con los hijos cuando la mujer sale a trabajar, quién los cuida?, ¿es esclava por su condición biológica, la que engendra, pare, amamanta y cuida a los hijos, o por el sistema socio económico en el que está inmersa? Y ¿qué sucede en cuanto a la alimentación del infante? ¿Está el infante destinado a alimentarse con leche artificial para la que no está biológicamente apto, alterando así su respuesta inmunológica? ¡Qué difícil es ser mujer en esta sociedad en la que vivimos!
Desde muy pequeña decidí que si algún día tenía hijos me iba a dedicar a ellos. Por ningún motivo los dejaría con niñeras o en guarderías. Después de la vida que yo tuve en la infancia, siempre añorando la cercanía y el cariño de mi madre, sabía muy bien que no haría yo sufrir a otro ser de esta manera. Ahora estoy convencida de que eso es en gran parte lo que yo vine a aprender a esta vida, porque no sólo me dediqué a mis hijos y les di el mejor comienzo, mi leche y cercanía, sino que me he dedicado a ayudar a otras madres a hacer lo mismo.
Sabemos que la familia es la base del sistema capitalista en el que vivimos y la mujer es la base de la familia, por lo tanto es incluso un rol político impuesto por el sistema.
Si la liberación de la mujer se inicia con la educación y con la independencia económica que adquiere por tener un trabajo remunerado ¿qué pasa con el embarazo, la lactancia y la crianza de los hijos? Si bien durante el período histórico del comunismo soviético esto lo solucionó el estado haciéndose cargo del cuidado de los niños desde muy temprana edad, esto no resuelve el problema del embarazo y del parto. ¿Los niños deben quedar al cuidado del estado para que la mujer pueda salir a trabajar? En fin, los cuestionamientos al respecto son muchos y no han sido solucionados. Lo que yo decidí, y mi esposo apoyó, fue trabajar en casa en lo que pudiera, siempre incluyendo a los hijos. Nunca dejé de dar clases y de aprender algo nuevo al lado de mis hijos. Pude combinar mis inquietudes y gustos con la maternidad.
Trabajé activamente en La Liga de la Leche, siempre con mis hijos al lado, ya que es la única organización que yo conozco en la que puedes trabajar cargando a tus hijos o vigilándolos mientras escribía un artículo para un periódico o mientras me reunía con otras líderes a decidir las políticas a seguir con el sector salud. Esta organización es un ejemplo de lo que puede hacer una mujer con sus hijos al lado. Las empresas deberían aprender un poco de nosotras y organizarse a manera de que las madres puedan estar con sus hijos en el trabajo. Los niños que están cerca de mamá se portan mejor, crecen más sanos y más seguros, aprenden a comportarse en un medio de adultos y agregan alegría al área de trabajo. O hacer lo que hacen en algunos países del mundo en los que se da un año de licencia para maternidad, no solo a las madres sino también a los padres, (andróginos), para que puedan pasar con sus hijos el primer año de vida. Este año es crucial para la salud física y emocional del ser humano. Esto le da la oportunidad al padre de adentrarse en el cuidado de su hijo, (andrógino), conectándose entre sí. Los niños bien conectados con sus padres tendrán menos problemas de conducta ya que serán pequeños más seguros y felices. Esto se traslada también a la vida adulta. En fin yo creo que hay muchas cosas que se pudieran hacer para permitir que la mujer que tiene niños pequeños pueda entrar al mundo laboral.
No creo haberme perdido de nada por llevar a cabo mi maternidad de tiempo completo, por el contrario, he crecido mucho como ser humano y he madurado de manera exponencial. La maternidad es lo mejor que me ha sucedido en mi vida, e hice de esto una carrera. Ahora, que mis hijos ya tienen 21 y 23 años de edad y que uno de ellos ya no vive en casa, doy diferentes talleres de crianza, entre ellos uno que denomino Disciplina con Amor. Mi filosofía de la maternidad va de la mano con lo que enseño también en Aplicación Mental, es decir “alaba lo bueno e ignora lo malo”. Y esta manera de ver la vida se ha transferido también a otras áreas enriqueciéndome como individuo.
Estoy consciente de que mi situación no es lo común, pues cuento con un compañero que me apoya en todas mis decisiones y me permite desarrollarme a plenitud. Por esto precisamente creo que no es la maternidad en sí la que esclaviza a la mujer, sino el patriarcado que la sociedad ha admitido como la norma.
La maternidad me permitió conocerme más a mi misma y mejorarme día a día. Me leí una biblioteca al respecto y asistí a toda clase de talleres y cursos sobre la crianza. Aprendí antes de que nacieran mis hijos que las palabras no los educarían, sino el ejemplo y esto nos fuerza a los padres a sonreír más de lo que a veces quisiéramos, de controlar nuestras emociones y medir nuestras palabras. Creo que los hijos son nuestros grandes maestros. He aprendido mucho de los míos. Y estoy convencida de que yo no sería lo que soy ahora de no haber sido madre de tiempo completo. No lo cambio por nada. Mi suegra me dijo un día, con los ojos llorosos No fui ni la mitad de madre de lo que tú eres y mi madre finalmente reconoció Has sido una excelente madre, hija. A las dos les contesté que gracias a ellas. Estoy convencida de que si yo no hubiera sufrido todo lo que sufrí de niña no sería la madre que soy; y si mi suegra no hubiera sido tan buena madre, dedicada a sus hijos, Richard no sería el hombre que es.
Entiendo que cada mujer es una vida y que a cada quien nos toca vivir nuestro legado, ninguno es igual. Tenemos diferentes experiencias, pero sí creo firmemente que es un derecho del ser humano ser amamantado y cuidado por su madre. No se trata de hacer sentir culpable a nadie pero sí de crear consciencia de la importancia de esto. El Sector Salud no se tienta el corazón para “hacer sentir culpable” al obeso, fumadores o drogadictos, pero para establecer en los hospitales la idea de la lactancia como un derecho del niño, no lo hacen alegando que no quieren hacer sentir culpable a las madres que no amamantaron.
Las implicaciones de salud para los niños no amamantados son devastadoras. La mujer debe estar bien informada para tomar la mejor decisión. Los daños a la salud por no amamantar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyen “diarrea aguda, infecciones del tracto respiratorio inferior, neumonía, infecciones del oído, asma, atopia, alergias, enterocolitis necrotizante, infecciones del tracto urinario, diabetes mellitus dependiente de la insulina, leucemia linfoblástica aguda, síndrome de la muerte súbita del lactante, cólera, enfermedad celiaca, enfermedad de Chron, colitis ulcerosa, artritis reumatoide juvenil, esclerosis múltiple, disminución del desarrollo cognitivo en el prematuro, enfermedad cardiovascular, meningitis, problemas del desarrollo metabólico, miopía, tratamientos ortodoncistas y obesidad, entre otras. Además el vínculo materno, apego, seguridad, confianza, mínimo nivel de estrés e interacción social se ven afectados”. En la madre, “enfermedad cardiovascular, hipertensión, artritis, hemorragia post parto, osteoporosis, diabetes, cáncer de mama, de ovario, obesidad, problemas emocionales como depresión, desapego, disminución de la autoestima y violencia contra el infante; probabilidad de una obesidad, problemas emocionales como depresión, desapego, disminución de la autoestima y violencia contra el infante; probabilidad de un segundo embarazo de manera inmediata y ausencia laboral, entre otros”.
Los únicos problemas a los que me he enfrentado por mi estilo de maternidad han sido la crítica, a veces malsana, en cuanto a mis decisiones al respecto: no trabajar fuera del hogar, parto en casa, lactancia a libre demanda, no dejar llorar al bebé, atender todas sus necesidades los primeros años de vida, el colecho, lo que ahora llaman el porteo, amamantamiento durante años y, desde luego, escuela en casa. Mi padre me dijo una vez,
-Hablamos de todo esto cuando tus hijos tengan 20 años, hasta entonces veremos los resultados de tu experimento.
¡Qué lástima que no le permitieron en su casa ver la calidad de seres humanos que sus nietos son!
Nunca fui más feliz que durante mis embarazos y el período de lactancia.
¡Si volviera a nacer lo volvería a hacer todo otra vez! No cambiaría nada.
El sentirte chupetear en mi pecho
El saber que soy única para ti
El entender que yo produzco todo lo que necesitas para vivir
El mirar tus ojitos viéndome fijamente mientras mamas de mí.
El acariciar tu suave y tersa piel
El sentir el flujo correr por mis senos anunciando tu despertar
El percibir tu suave y dulce aroma de bebé natural
El ver tus mejillas llenarse de mi
El despertarme con el calor de tu cuerpecito junto a mí
El llevarte conmigo todo el día cargado
El escuchar tus quejidos pidiendo ser alimentado
El evitar tu llanto a todo momento
¡Es lo que me hace mujer!
Son los recuerdos que me acompañan hoy y siempre y llenan de amor mi corazón como en aquel momento
¡Soy la Diosa de la Creación!